EN MANICUARE
Edgardo
Malaspina
En la mañana
recorro las calles de Cumaná y llego hasta la playa. Al lado del teatro Luis Mariano Rivera
una placa nos dice que allí una vez vivió Don Andrés Bello; otra nos informa que en 1820 se realizó la primera cesárea en
América ; otra más nos muestra la impronta de Humboldt ; y una plaza con el
busto de Vargas es la señal de la estancia del sabio médico .Pero el verdadero
banquete literario lo representa la visita a la última morada de Cruz Salmerón
Acosta en Manicuare, adonde nos dirigimos en una pequeña embarcación o
“tapaito” ,para contemplar el mismo mar que le inspiro su inmortal soneto “Azul”.
El guía de la casa-museo , José Pereda, habla
del bardo y sus sufrimientos .Tantos amargos momentos hacen que se encierre en
esa humilde casa. Una casita de apenas dos cuartos: un dormitorio y un baño con
tina para tratarse la lepra con sales y yerbas.
Cruz Salmerón Acosta no quiere
que su novia comparta su destino, no permite que lo visite y sólo la contacta a
través de cartas. Alcanza un estado de sublimación freudiana y se dedica
intensamente a la producción poética. La renuncia al amor de la novia
constituye un inmenso dolor y la describe: “como una adolescente rubia, de
candor angélico y voz con dulce suavidad de arrullo y alegría de gorjeo, y con
unos incomparables ojos azules y tristes como el azul doliente de un país en
exilio”. El azul del cielo, el azul de mar, el azul de los ojos de la
novia crean la atmósfera que impregna el
mencionado poema.
Regreso de Manicuare hasta Araya. Son
sólo quince minutos en auto. El camino,
de rocas, cujíes y cactus es agradable por el aire seco del mar. Contemplo la
laguna de donde se extrae la sal. Visito las ruinas del castillo de Santiago
del Arroyo de Araya. Fue construido por los españoles en el siglo XV para que
los piratas no se robaran la sal. Me siento en un restaurant frente al mar para almorzar y contemplar las olas,
mientras leo un libro que me regaló el poeta Arturo Arturo Álvarez D´ Armas
sobre la vida de Cruz Salmerón: “Vida somera. Cantos al mar, al amor y a la
muerte”. Tiene poemas con fotografías hermosas y habla del poeta ( de la tierra
agreste, del mar y del infortunio )que no pudo recibir con palmadas a su amigo
Andrés Eloy Blanco porque sus manos ya están mutiladas por la lepra y siente
tanto dolor que ya no puede hacer lo que más le gusta : escribir sus poemas.
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