EDGARDO MALASPINA EN LA CASA DE ANDRÉS ELOY BLANCO EN CUMANÁ

EDGARDO MALASPINA EN LA CASA DE ANDRÉS ELOY BLANCO EN CUMANÁ

sábado, 21 de mayo de 2016

EN MANICUARE. EN LA CASA DE CRUZ SALMERÓN ACOSTA.

 EN MANICUARE
Edgardo Malaspina

  En la mañana  recorro las calles de Cumaná y llego hasta la  playa. Al lado del teatro Luis Mariano Rivera una placa nos dice que allí una vez vivió Don Andrés Bello;  otra nos informa que   en 1820 se realizó la primera cesárea en América ; otra más nos muestra la impronta de Humboldt ; y una plaza con el busto de Vargas es la señal de la estancia del sabio médico .Pero el verdadero banquete literario lo representa la visita a la última morada de Cruz Salmerón Acosta en Manicuare, adonde nos dirigimos en una pequeña embarcación o “tapaito” ,para contemplar el mismo mar que le inspiro su inmortal soneto “Azul”.


 El guía de la casa-museo , José Pereda, habla del bardo y sus sufrimientos .Tantos amargos momentos hacen que se encierre en esa humilde casa. Una casita de apenas dos cuartos: un dormitorio y un baño con tina para tratarse la lepra con sales y yerbas.  Cruz Salmerón Acosta  no quiere que su novia comparta su destino, no permite que lo visite y sólo la contacta a través de cartas. Alcanza un estado de sublimación freudiana y se dedica intensamente a la producción poética. La renuncia al amor de la novia constituye un inmenso dolor y la describe: “como una adolescente rubia, de candor angélico y voz con dulce suavidad de arrullo y alegría de gorjeo, y con unos incomparables ojos azules y tristes como el azul doliente de un país en exilio”. El azul del cielo, el azul de mar, el azul de los ojos de la novia  crean la atmósfera que impregna el mencionado poema.
  Regreso de Manicuare hasta Araya. Son sólo  quince minutos en auto. El camino, de rocas, cujíes y cactus es agradable por el aire seco del mar. Contemplo la laguna de donde se extrae la sal. Visito las ruinas del castillo de Santiago del Arroyo de Araya. Fue construido por los españoles en el siglo XV para que los piratas no se robaran la sal. Me siento en un restaurant frente al  mar para almorzar y contemplar las olas, mientras leo un libro que me regaló el poeta Arturo Arturo Álvarez D´ Armas sobre la vida de Cruz Salmerón: “Vida somera. Cantos al mar, al amor y a la muerte”. Tiene poemas con fotografías  hermosas y habla del poeta ( de la tierra agreste, del mar y del infortunio )que no pudo recibir con palmadas a su amigo Andrés Eloy Blanco porque sus manos ya están mutiladas por la lepra y siente tanto dolor que ya no puede hacer lo que más le gusta : escribir sus poemas.

















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