EN SAN CRISTOBAL
(2009)
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Estamos alojados en el hotel Neo-hotel. Parece
redundante la cosa, pero así es. La ubicación es en la avenida Ferrero Tamayo,
apellido de un prominente ciudadano tachirense. Hoy nos reunimos en las
instalaciones de la Universidad del Táchira para ultimar detalles en
congresillos por especialidades de los XIV Juegos Deportivos de Profesores
Universitarios. En la noche son inaugurados los juegos formalmente en el
Gimnasio de Futbol Sala Campeones del
97. Los padrinos son el gobernador del Estado, César Pérez Vivas, y el alcalde
de Maracaibo, Manuel Rosales. Por mi parte, esta es la cuarta vez que visito
esta ciudad; y la tercera que participo en estos juegos. Antes había jugado en
Mérida y Maracaibo.
2
Son las 7 de la mañana. Camino 40 minutos por la avenida hacia la plaza Los
Arbolitos. Allí hay un busto, o simplemente una gran cabeza, que en un
principio pienso es en homenaje a Rómulo Gallegos, pero luego caigo en la
cuenta que es de Ferrero Tamayo. El parecido de ambos personajes es enorme.
Compro el periódico regional La Nación. Sobre nuestros juegos el diario dice: “Color, tradición y deporte
fueron las expresiones que se pusieron de manifiesto en la regia ceremonia
inaugural de los XIV Juegos Nacionales de Asociación de Profesores
Universitarios de Venezuela, JUNAPUV, la cual se llevó a cabo en las
instalaciones del Gimnasio Campeones Mundiales del 97…”
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A las 10 de la mañana comenzamos a jugar en
el Club Latino, cerca de nuestro hotel. Carlos Valdivieso, Emigdio Vargas y yo
ganamos nuestras partidas contra los representantes de la Universidad Nacional
Abierta.
Carlos, Charles y yo vamos al mercado de San
Cristóbal. Almuerzo con pizca andina. Nos ofrecen miche para degustar. Nos
echamos unos tragos. Probamos una frutilla colombiana llamada uchuva. En la
tarde jugamos con la Universidad Antonio José de Sucre. Valdivieso recibe una
invitación de su amigo, el gobernador para visitarlo en su residencia oficial.
Vamos en la noche. César Pérez Vivas está reunido con sus familiares y amigos.
Hablamos de la situación del país, dice que la pelea es dura. No teme que lo
saquen los oficialista porque no le tiene apego al cargo. Se define como un
político a tiempo completo. Conversamos también sobre los modelos fracasados
del socialismo y vaticina una gran debacle económica para el país. Nos obsequia
con pernil de cochino y ensalada. Bebemos vino tinto.
4
Termino de leer la
biografía de Vicente Salias de Juan Carlos Reyes.
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Caminé alrededor de una hora. Gané en la
mañana y perdí en la tarde con un viejo maestro del Zulia. Vamos al museo del
Táchira, pero está cerrado. Visitamos el Sambil.
6
Como todos los días, camino. Al encuentro, a
la misma hora viene una señora con su dálmata. La rutina es comprar el
periódico regional, hacer un poco de ejercicios y desayunar con pastelitos de
pollo y jugo de mora. Gano en la mañana y hago tablas en la tarde.
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Un taxi nos lleva a Capacho. En primer lugar
propongo ir a al Museo de Cipriano Castro. En realidad en un centro cultural
con una sala dedicada a la memoria del político. El cuidador nos dice algunas
cosas han sido robadas. Hay documentos, recortes de periódicos, fotos, unos
sables y objetos personales de Castro. También está su busto. Caminamos por la
calle central, hacia el mercado. Dos grandes leones de bronce lo cuidan .La
plaza con un Bolívar de pie, es hermosa.
Tiene unas casitas para las palomas. Más allá esta otra plaza: la de los
fundadores. Es un conjunto escultórico con las figuras de los hombres que hicieron
posible la fundación y desarrollo del pueblo. En la noche estamos en la Casa
del Profesor. Nos hacen una demostración de la obtención del miche en un
alambique artesanal. Nos echamos unos tragos. Converso con Charles, compañero
de fórmula ajedrecística. Es venezolano-norteamericano. Es descendiente de
Teresa de La Parra y de Antonio Arraiz.
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Gané en pocas jugadas. Estoy empatado en el
tercer lugar, por la medalla de bronce. El reglamento me relega hasta el cuarto
lugar. En un autobús subimos hasta el Chorro El Indio, un parque natural con
una gran caída de agua. Unos tucanes
cruzan por la espesura de los árboles. Probamos miche de la montaña .En
Peribeca, un pueblo en cierto modo parecido a San Pedro del Río, vamos a la
iglesia. Deambulamos por sus calles solitarias. Las viviendas están pintadas
con colores llamativos y son muy limpias. Un señor, don Pedro, propone que
probemos los miches de su venta. Subimos al segundo piso de su casa, un
verdadero museo de pequeñas y simpáticas cosas. Hacemos una degustación de
miche con rosas, mora, fresa, guayaba, guanábana, limón, ponche crema y otras frutas. Alguien le pide miche de una
botella ubicada en un estante lejano. Pedro va en su búsqueda. Inmediatamente
nos servimos miche de la mesa. Sin voltear, con la viveza de los gochos y entre
risas, espeta: ¡Me están robando¡. En la noche concluyo la lectura de “El
último fantasma” de Eduardo Liendo.
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Hace bastante frío. Caminamos como siempre
y luego vamos al Museo del Táchira. Está ubicado en una antigua hacienda
llamada Paramillo, cuyos orígenes se remontan a 1593. La casona del museo, que
funciona como tal desde la década de los ochenta del siglo XX, empezó a
construirse en 1750. Allí estuvo un convento de los padres Agustinos. Se llega
al museo por un camino de piedras. Tiene un patio con ladrillos originales, un
jardín, un trapiche y un molino de café. Tiene varias salas como la Ciencias
Naturales , Arqueología, Historia y Tradiciones. Me llama la atención un estuche
para hacer tomas de sangre, usado a principios del siglo XX. El Museo coordina
otros más del Estado, pertenecientes a una red que abarca todos los municipios
del Táchira. De todos los museos regionales que he visitado, este me parece el
más bellamente organizado.
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