EN BARINAS
(2008)
Edgardo Malaspina
1
Viajamos a Barinas al Encuentro Nacional de la
Red de Escritores de Venezuela. Salvador Lara, Ángel Puerta y yo partimos en un
carro expreso. Juan Toro, un profesor jubilado, es el chofer, quien además
ameniza la velada con unos videos del Conde del Guacharo y el Tarugo de la Caimana. Muy vulgar
el tal Tarugo.
En 8
horas llegamos y nos alojamos en el hotel Las Ferias, ubicado, según me parece
en la periferia.
Después
de la cena nos reunimos en la
Casa de la
Cultura. Allí , entre petroglifos indígenas, el acontecer
político es el plato fuerte. Algunos escritores pronuncian encendidos discursos
a favor de la revolución.
2
Un poeta recita sus versos:
Yo no
leo periódicos golpistas
yo leo
Vea.
Yo no
veo programas de televisión golpistas
yo veo
la Hojilla.
¡Tierno, tierno, muy tierno!
Luego un
escritor habla de defender el proceso
con acciones; vamos a la plaza a
gritar nuestras consignas, insta. Dice
estas cosas y las sigue con una retahíla de improperios que dejarían pálido al
propio Tarugo de la Caimana.
Leen un
manifiesto contra Uribe, pero los apoyos son tibios. Tan tibios que uno de los
participantes vociferó: ¿qué pasa
camaradas, donde están esas manos alzadas?
3
El Dr.
Pedro Pablo Linares me obsequia su libro sobre los guerrilleros desaparecidos en los años sesenta. Es un
trabajo de arqueología forense serio. Como
médico me le pongo a la orden. Las discusiones terminan con una velada
poética. En la madrugada en los pasillos del hotel retumba una proclama de
algún bardo pasado de tragos:
¡Viva
la poesía, coño nojoda!
4
Estamos en el Teatro Orlando Araujo, cerca de la plaza Zamora. El Dr.
Julio Silva me regala su libro
“Francisco Lo Russo: un ángel de María Lionza”. Es una obra sobre el culto
a la reina indígena en las montañas de Sorte. Francisco estudió con él, y ahora
se gana la vida brujeando. Es un hombre muy exitoso, dice Silva. Yo le comentó
que me interesa saber más sobre la creencia en María Lionza, por cuanto como
médico atendí pacientes que afirmaban haber sido “operados por la reina”. Julio acaba de
terminar un libro de entrevistas con José León Tapia. Me dice que el médico y
escritor barinés presentía su muerte.
Estaba por cumplir ochenta años y se preparaba para celebrarlos por todo lo
alto. Murió después de pasar consulta. Sí, a su edad todavía pasaba consulta
esa gloria de la medicina y de la literatura.
5
La
poetisa Amanda Reverón me entrega su poemario “de otros diluvios”. Lo reviso
rápidamente y constato su buena calidad. Hago una lectura de exploración. . Me gusta la poesía
gnómica, breve, con ilimitado horizonte
de interpretaciones. El poeta hace grandes esfuerzos y concentra un caudal de
ideas en pocas palabras; es un ejercicio difícil donde se pone a prueba la
capacidad para resumir.
Los poemas de Amanda son voluptuosos. Le digo que ese estilo sólo lo
he visto en Safo, y ella se ríe. Veamos:
Naufragio
I
Para
naufragar
sólo
me bastan tus manos.
Naufragio
V
Desnuda
breve
palabra
que te
precede…
Naufragio
VII
Un
espacio
un milímetro
de tu cuerpo
que me salve
que me lleve hasta la orilla.
Nostalgia
IV
Si
pudieras
venir
esta noche
y
treparte por mi cuerpo
cabalgar
más allá de mi soledad
detener
el tiempo
cósmico
para
encontrarte con mis nostalgias
si tu
aguacero amaneciera
junto
a mis letargos en plena madrugada.
Creo (fragmento)
Creo
En lo
sublime del tacto.
6
Regresamos. Hablamos de Santa Inés, cerca de
Barinas. Algunos historiadores afirman que no fue una batalla, sino una trampa.
Pero en todo caso guerra es guerra y lo importante es ganar. Además no se puede
negar que Zamora hizo una planificación del combate muy minuciosa con recursos
de ingeniería y estrategias y tácticas dignas de un militar de genio.
Salvador
recuerda a Anselmo López y su bandola ; el profesor Juan dice que Barinas tiene
grandes reservas de chiguire; Ángel
recita estrofas de Florentino y el Diablo, de Alberto Arvelo Torrealba; y yo
leo Compañero de viaje de Orlado Araujo.
7
Contemplo la belleza del llano
barinés. Pienso en Araujo y su Compañero de Viaje. Los cuentos son acuarelas
locales con resonancia universal. La anécdota está en el centro de la narración
para mostrarnos que la buena literatura no tiene fronteras.
8
Vamos ya por Cojedes. Toro nos muestra una
valla curiosa: CURVA ARRECHA, SE MATA LA GENTE POR IMPRUDENTE.
En el
mundo de las palabras, a veces las más fuertes tienen mejores efectos. Los
versos de Amanda cruzan por mi cabeza.
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