EDGARDO MALASPINA EN LA CASA DE ANDRÉS ELOY BLANCO EN CUMANÁ

EDGARDO MALASPINA EN LA CASA DE ANDRÉS ELOY BLANCO EN CUMANÁ

domingo, 13 de marzo de 2016

EN PUERTO ORDAZ (2007)

EN PUERTO ORDAZ
(2007)
Edgardo Malaspina
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  Partimos de San Juan de los Morros rumbo a Maracay. Natalia, Nataly y yo viajamos a Puerto Ordaz. El bus llegó a las nueve y media a Maracay. A través de los llanos llegamos  a las tres de la madrugada a Santa María de Ipire. Entramos al santuario  del ánima del Taguapire, muy recordada por mi padre y por la tía Carolina, quien le encendía velas y le solicitaba favores.
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Diego de Ordaz (España, 1480-Venezuela, 1532) fue uno de los conquistadores españoles más intrépidos (subió a un volcán  en plena erupción en México, por ejemplo),  Intervino en expediciones en Colombia, Panamá y México, antes de llegar a Venezuela. En Busca de El Dorado navegó por el Orinoco (fue el primer europeo en hacerlo, porque Cristóbal Colón y Vicente Yáñez Pinzón, no lo penetraron) y fue el primero en hablar  de la existencia de la Guayana, denominación que difundió. Cuando en 1952 el gobierno venezolano fundo una ciudad planificada a orillas del Orinoco, se le dio el nombre de Puerto Ordaz, en su honor.
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A  las nueve de la  mañana entramos al Terminal de Puerto Ordaz. Rafael Velásquez, un viejo amigo que conozco desde Moscú, nos espera. Nos alojamos en el Hotel Intercontinental, situado en el  Parque Cachamay. Descansamos un poco y luego salimos a reconocer la ciudad. Visitamos el Parque la Llovizna y el Ecomuseo . Fue una caminata muy larga.
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Tendría cinco años cuando escuché a los mayores hablar de la tragedia de los maestros de escuela que observaban La Llovizna desde un puente colgante, que ahora ha sido remodelado totalmente. Hay paz en el sitio donde ayer hubo un espectáculo horrendo.
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En la casa de Rafael hacemos una parrilla. Bebemos vino y cuando se acaba rematamos con cervezas. Hablamos mucho de Moscú. Rafael y yo viajamos juntos a Rusia en 1977. Él también estudiaba medicina, pero se enfermó y no pudo continuar sus estudios. Se casó con una ecuatoriana y regresó a Venezuela.

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 Camino por el Parque Cachamay observando los ríos indómitos, infinitos y ruidosos. Un guardabosque me señala el sitio donde se encuentran el Orinoco y el Caroní. Entre los árboles los monos saltan y entretienen a la gente. Por riachuelos caminamos sobre peñascos. Las aguas cristalinas permiten ver nítidamente muchos peces de diferentes colores y tamaños.
 En la noche, junto a Rafael y su familia, asistimos Al Club Italo. En medio de una fiesta recibo el Premio Andrés Eloy Blanco de poesía: medalla y diploma. De vez en cuando salimos al patio del club, y bajo los árboles hablamos en una noche fresca y estrellada. Bebemos whisky y bailamos hasta el amanecer.
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    Conversó con el Dr. Rafael Mucci Mendoza, quien es condecorado por la Federación Médica. Es todo un sabio de nuestra medicina. Habla pausado mientras se acaricia su barba blanca. En 1991 apareció en Cuba una “nueva enfermedad” que estaba dejando ciego a sus habitantes. La Organización Mundial de la Salud organizó la comisión en 1993 para investigar los hechos. Mucci Mendoza formó parte de la misma. Me explicó lo que ha dicho en muchas entrevistas sobre este sonado caso médico: “Ese es el momento en que yo voy a Cuba y encuentro que las autoridades y los médicos cubanos no sabían lo que estaba pasando y, además, confundían términos como neuritis óptica con neuropatía óptica. Las personas a las que tuvimos acceso para hablar del problema, entre quienes estaban el ministro de Salud y los viceministros, no tenían idea del problema. Habían inventado que la ceguera de los enfermos se debía a un virus, que habían bautizado como el Virus del Capitalismo y del que decían que había sido inoculado por los Estados Unidos. Nada más llegar a Cuba, la misión fue invitada a escuchar un discurso de Fidel Castro donde dijo que nosotros estábamos en presencia de una enfermedad nueva, nunca descrita… y resulta que esa enfermedad estaba minuciosamente documentada por su frecuencia en los campos de concentración, donde cundía por falta de alimentación. La ceguera cubana era producida por el hambre, falta de vitamina A. La ceguera atacó a 50 mil personas. Lo triste fue que no les importó exponer a la población a algo cuyo origen ignoraban, simplemente para ensañar a los cubanos contra los Estados Unidos.” (Entrevista con Milagros Socorro)
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Conocí una experiencia lejana pero terriblemente similar a la del Dr. Mucci: algunos de nuestros muchachos que fueron a Cuba para cursar estudios superiores regresaron sin haber concluido sus cursos en un estado deplorable de su salud. El diagnóstico: anemia  por motivos alimentarios, por falta de proteínas, de carnes.
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Vistamos una exposición de pinturas con cuadros originales de Botero. Luego vamos a un  centro comercial y compramos algunos recuerdos relacionados con la  artesanía local. A las cuatro y media de la tarde el bus inicia el regreso.











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