EN PUERTO ORDAZ
(2007)
Edgardo Malaspina
1
Partimos de San Juan de los Morros rumbo a Maracay. Natalia, Nataly y yo
viajamos a Puerto Ordaz. El bus llegó a las nueve y media a Maracay. A través
de los llanos llegamos a las tres de la
madrugada a Santa María de Ipire. Entramos al santuario del ánima del Taguapire, muy recordada por mi
padre y por la tía Carolina, quien le encendía velas y le solicitaba favores.
2
Diego de Ordaz (España,
1480-Venezuela, 1532) fue uno de los conquistadores españoles más intrépidos (subió
a un volcán en plena erupción en México,
por ejemplo), Intervino en expediciones
en Colombia, Panamá y México, antes de llegar a Venezuela. En Busca de El
Dorado navegó por el Orinoco (fue el primer europeo en hacerlo, porque
Cristóbal Colón y Vicente Yáñez Pinzón, no lo penetraron) y fue el primero en
hablar de la existencia de la Guayana,
denominación que difundió. Cuando en 1952 el gobierno venezolano fundo una ciudad
planificada a orillas del Orinoco, se le dio el nombre de Puerto Ordaz, en su
honor.
3
A las nueve de la mañana entramos al Terminal de Puerto Ordaz.
Rafael Velásquez, un viejo amigo que conozco desde Moscú, nos espera. Nos
alojamos en el Hotel Intercontinental, situado en el Parque Cachamay. Descansamos un poco y luego
salimos a reconocer la ciudad. Visitamos el Parque la Llovizna y el Ecomuseo .
Fue una caminata muy larga.
4
Tendría cinco años cuando
escuché a los mayores hablar de la tragedia de los maestros de escuela que
observaban La Llovizna desde un puente colgante, que ahora ha sido remodelado
totalmente. Hay paz en el sitio donde ayer hubo un espectáculo horrendo.
En la casa de Rafael hacemos una
parrilla. Bebemos vino y cuando se acaba rematamos con cervezas. Hablamos mucho
de Moscú. Rafael y yo viajamos juntos a Rusia en 1977. Él también estudiaba
medicina, pero se enfermó y no pudo continuar sus estudios. Se casó con una
ecuatoriana y regresó a Venezuela.
6
Camino por el Parque Cachamay observando los
ríos indómitos, infinitos y ruidosos. Un guardabosque me señala el sitio donde
se encuentran el Orinoco y el Caroní. Entre los árboles los monos saltan y
entretienen a la gente. Por riachuelos caminamos sobre peñascos. Las aguas
cristalinas permiten ver nítidamente muchos peces de diferentes colores y
tamaños.
En la noche, junto a Rafael y su familia,
asistimos Al Club Italo. En medio de una fiesta recibo el Premio Andrés Eloy
Blanco de poesía: medalla y diploma. De vez en cuando salimos al patio del
club, y bajo los árboles hablamos en una noche fresca y estrellada. Bebemos
whisky y bailamos hasta el amanecer.
7
Conversó con el Dr. Rafael Mucci Mendoza, quien
es condecorado por la Federación Médica. Es todo un sabio de nuestra medicina.
Habla pausado mientras se acaricia su barba blanca. En 1991 apareció en Cuba
una “nueva enfermedad” que estaba dejando ciego a sus habitantes. La
Organización Mundial de la Salud organizó la comisión en 1993 para investigar
los hechos. Mucci Mendoza formó parte de la misma. Me explicó lo que ha dicho
en muchas entrevistas sobre este sonado caso médico: “Ese es el momento en que
yo voy a Cuba y encuentro que las autoridades y los médicos cubanos no sabían
lo que estaba pasando y, además, confundían términos como neuritis óptica con
neuropatía óptica. Las personas a las que tuvimos acceso para hablar del
problema, entre quienes estaban el ministro de Salud y los viceministros, no
tenían idea del problema. Habían inventado que la ceguera de los enfermos se
debía a un virus, que habían bautizado como el Virus del Capitalismo y del que
decían que había sido inoculado por los Estados Unidos. Nada más llegar a Cuba,
la misión fue invitada a escuchar un discurso de Fidel Castro donde dijo que
nosotros estábamos en presencia de una enfermedad nueva, nunca descrita… y
resulta que esa enfermedad estaba minuciosamente documentada por su frecuencia
en los campos de concentración, donde cundía por falta de alimentación. La
ceguera cubana era producida por el hambre, falta de vitamina A. La ceguera
atacó a 50 mil personas. Lo triste fue que no les importó exponer a la
población a algo cuyo origen ignoraban, simplemente para ensañar a los cubanos
contra los Estados Unidos.” (Entrevista con Milagros Socorro)
8
Conocí una experiencia lejana
pero terriblemente similar a la del Dr. Mucci: algunos de nuestros muchachos
que fueron a Cuba para cursar estudios superiores regresaron sin haber
concluido sus cursos en un estado deplorable de su salud. El diagnóstico: anemia por motivos alimentarios, por falta de
proteínas, de carnes.
9
Vistamos una exposición de
pinturas con cuadros originales de Botero. Luego vamos a un centro comercial y compramos algunos recuerdos
relacionados con la artesanía local. A
las cuatro y media de la tarde el bus inicia el regreso.
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